Hace unos años, justo antes de que comenzara la Primavera Árabe,
estuvimos de vacaciones en Túnez. La verdad es que fue un viaje muy barato
(unos 400 euros por persona) y divertido, aunque no sé debe olvidar en ningún
momento que se está en un país árabe y eso significa que tienen costumbres
bastante diferentes a las nuestras y no siempre tratan con mucho respeto a las
mujeres. No obstante, cuando llegamos a Túnez ellos intentaban vender al
turismo que eran el país árabe más occidentalizado, y en parte puede que
tuvieran razón, aunque claro tras las revueltas, seguramente no se pueda decir
lo mismo.
Nuestro viaje tenía parte de circuito y luego varios días en la zona de
Hammamet, que es una zona de playa cerca de la capital. Nuestro hotel era el Vincci Taj Sultán.
La verdad es que el hotel estaba muy bien, contaba con muchas zonas comunes,
varias piscinas y acceso a la playa. Nosotros lo cogimos sólo con desayuno para
podernos mover libremente, pero existe el Todo Incluido como en el Caribe;
lógicamente los hoteles no son como los de allí ni el todo incluido tampoco,
pero la gente que lo contrató también estaban contentos, así que en función del
tiempo que queráis pasar en el hotel lo hacéis de una forma u otra.
Tras la primera noche en nuestro hotel, comenzaba el circuito por el
desierto. Nuestra primera parada fue El Djem para admirar su magnífico
anfiteatro romano. Son las ruinas que más me gustaron sobre todo porque se
encuentran muy bien conservadas.
Nuestro siguiente destino fue Matmata, que es un lugar conocido por haber
sido escenario de la película “La Guerra de las Galaxias” y así observar las
llamadas casas trogloditas que están excavadas en la montaña. Allí las mujeres
de la zona enseñaban a los turistas como moler trigo y se podía ver como vivían
antes los nómadas y como conseguían sus provisiones.
Fuimos a almorzar a un restaurante, la verdad es que en los lugares
turísticos se comía relativamente bien, aunque siempre hay que tener cuidado en
los países árabes, ya que más de uno de nuestro grupo padeció diarrea. Tras la
comida contratamos una excursión opcional para visitar el desierto a lomos de
un camello. La verdad es que para mí fue una experiencia mala, porque no me
gusto nada el paseo, pero las vistas del desierto fueron espectaculares.
Finalizamos la jornada volviendo al hotel, que incluía cena tipo buffet. Como
este viaje lo hicimos hace unos años no me acuerdo del hoteles del circuito,
pero fueron todos bastante aparentes.
Al día siguiente, la excursión se hacía en 4x4. Fuimos al desierto y nos
dieron varias vueltas por las dunas, que hicieron que se subiera nuestra
adrenalina, no obstante fue una experiencia muy divertida. A continuación,
visitamos el Chott El Jerid, un inmenso lago salado en el que se puede observar
un fenómeno óptico que distorsiona los objetos que se ven en el horizonte.
Continuamos la jornada visitando Nefta, es un lugar paradisíaco y aunque
parezca mentira también hay cascadas en Túnez, aunque sean pequeñas. Además,
está rodeado de centenares de palmeras. El problema es que el día que fuimos a
ver este paisaje hacía mucho calor y nos costó un poco, ya que aunque hay
palmeras no hay muchas sombras, pero llevando agua se solventa cualquier
problema. Daros cuenta en que época vais a viajar a Túnez, nosotros lo hicimos
en octubre y aún así sigue haciendo calor, por lo que en ningún caso recomiendo
visitar este país en verano, ya que os podéis achicharrar.
Por la tarde disfrutamos de las montañas de Chebika y Tamerza y del
desierto de Oung Djmel. Por la noche fuimos a una cena típica, antes de ir nos
llevaron a una especie de casa-museo, donde pudimos ver trajes y costumbres
árabes muy trabajados y que llamaron bastante nuestra atención. El espectáculo,
que está totalmente orientado hacia los turistas, se celebra en un complejo con
grandes haimas, donde unos caballos árabes ofrecen algunas acrobacias. A
continuación, pudimos ver escorpiones y serpientes, tened cuidado porque como
me paso a mí te pueden sacar para tocar algunas de ellas y para realizar algún
juego, y puede dar un poco de asco. La velada terminó degustando una cena
típicamente tunecina, yo apenas probé nada, pero menos mal porque al día
siguiente hubo gente que se puso
enferma. No obstante, lo que más llamó la atención fueron los diferentes
espectáculos que iban ofreciendo mientras la gente degustaba su cuscús como la
danza del vientre, grupos de música tradicional o malabares. Había un hombre
que conseguía colocarse más de diez jarrones encima de la cabeza, algo bastante
impresionante.
Al día siguiente nuestro primer destino era Tozeur, donde vimos como los
tunecinos recogían los datiles, nos dieron para probar y para fumar en unas
pipas. El viaje continuó hacia Kairouan, que para los suníes es la cuarta
ciudad santa del Islam tras La Meca, Medina y Jerusalén, allí pudimos ver su
hermosa mezquita y numerosas tiendas, aunque la verdad es que la ciudad no
tiene nada del otro mundo. Ese día dormimos en esta misma ciudad para al día
siguiente por la mañana volver a Hammamet.
En Hammamet estuvimos tres días, daros cuenta que es una ciudad costera
llena de complejos hoteleros y restaurantes, por lo que nosotros decidimos
realizar alguna excursión para que la estancia no se nos hiciera muy larga. Te
ofrecen varias desde la agencia, pero como conocíamos ya a la gente del grupo
decidimos juntarnos unos cuantos contratar unos taxis-furgoneta y hacerlas por
nuestra cuenta, que siempre sale más barato. No obstante, el día que llegamos
decidimos dedicarlo a descansar, disfrutar un poco del hotel y dar una vuelta
por el centro de Hammamet, donde se pueden comprar souvenirs a buen precio como
pulseras grabadas con tu nombre en árabe y tomar deliciosos tés, aunque me gustaron
más los de Turquía.
A la jornada siguiente comenzamos con nuestra excursión a Túnez, Cartago
y Sidi bou said. La capital es muy grande y la verdad es que nosotros la única
parada que hicimos fue en el mercado, ya que el resto no nos lo recomendaron. Como
en la mayoría de los países árabes, hay que regatear con los comerciantes, algo
que a mí personalmente me pone muy nerviosa, pero bueno es lo que toca, si no
te gusta te puedes ir a tiendas de souvenirs donde hay precios fijos. La
excursión continúo hacia Cartago, donde pudimos ver sus ruinas y su museo. Éste
último está bien conservado, así como parte de las ruinas de Cartago, aunque
hay zonas que no lo están tanto.
El día finalizó con la visita a Sidi bou said, donde se puede recorrer sus preciosas calles con sus
casas blancas y sus puertas azules. Tiene cierta similitud con algunos pueblos
del sur de España. No obstante, este municipio está lleno de tiendas en las que
también se pueden comprar recuerdos. Bajo mi punto de vista bastante mejores
que las que encontramos en el mercado de Tunez capital.
El último día lo dedicamos a disfrutar del hotel y de su playa y decidí
probar el centro de balneoterapia que tiene el hotel, donde se puede contratar
los servicios de un baño turco, por probarlo no está mal, pero os voy a
explicar en qué cosiste por si sois un poco vergonzosas como yo para saber a
qué ateneros. Lo primero que hacen es limpiarte el cuerpo con una especie de
estropajo para que se abran bien los poros y salgan todas las impurezas, algo
que es un poco desagradable y te deja la piel totalmente roja e irritada, pero
no os preocupéis que a lo largo del día desaparecen. A continuación, pasas por
un par de duchas para terminar en una sauna mixta con una especie de barros
sobre el cuerpo. Está bien el tratamiento y es muy barato, el único problema
que los lugares son mixtos, pero por probar la experiencia está bien. Lo único
que os puedo decir es que si os apetece un viaje barato y divertido escojáis
Tunez, siempre y cuando sepáis donde os metéis.
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