La visita dura casi dos horas y en ella se pueden ver tanto las viñas como las salas donde se elabora el vino y termina en una exquisita cata. Las visitas cuestan 19 euros los adultos y 6 euros los niños y se realizan los sábados y los domingos a las 11:00 y a las 12:00 horas y los primeros miércoles de cada mes a las 12:00 horas.
La bodega es preciosa se nota nada más aparcar el coche con su fachada de pizarra que se integra perfectamente en el paisaje de la Arquitectura Negra. Las viñas se encuentran a 1.000 metros de altura y aunque el clima de la zona parece que no es el apropiado a la hora de elaborar vino, han conseguido producir un vino espectacular que ha llamado la atención de los expertos y que cada día utilizan en más establecimientos hosteleros.
La bodega es muy nueva si se compara con otras que se pueden visitar en Logroño, así como las máquinas que utilizan. Los barriles son de roble americano y francés y en función del vino, como ocurre en el resto de las bodegas, deben pasar más de o menos tiempo. Luego esas barricas se venden al precio de 70 euros.
Existen diferentes tipos de vino, por un lado tenemos el blanco denominado Gewürztraminer, un vino muy fresco con notas florales y cítricas. Este vino lo podéis probar tanto al entrar a la bodega como en la posterior cata.
En la misma cata, que se realiza en una bodega diferente de donde se embotella el vino se catan otros dos vinos que son los más conocidos de la finca, Rio Negro de 2014 y de 2015. La verdad es que la cata es lo mejor de la visita, ya que viene acompañada de una tabla de quesos y diferentes embutidos. Además, para los peques de la casa, tienen también su propia cata en la que puede beber mosto y comer quesitos, galletas o gusanitos.
La bodega cuenta con otros dos vinos más que son 992 y la joya de la corana el Finca Río Negro 5º Año. Ninguno de estos dos los probamos, aunque este último tiene el precio de 25 euros y si compras un pack se rebaja a 24 euros. Tanto de estos vinos como de los anteriores se pueden adquirir en la bodega.
Por supuesto, no os podéis ir de la bodega sin visitar el entorno, ya que justo antes de entrar existen diferentes macetas con uvas de diferentes tipos desde tempranillo y merlot. Además, tiene varios parterres preciosos e incluso los más pequeños pueden ver animales de verdad como ciervos. Toda una experiencia que recomiendo, ya que se puede ir con niños porque la visita no es excesivamente larga y los mayores pueden disfrutar de una maravillosa bodega con una deliciosa cata.
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