martes, 12 de marzo de 2013

EL PINCHO MEDIEVAL DE SIGÜENZA NO SE ADAPTA A LA CRISIS



El sábado estuvimos en Sigüenza para disfrutar de la ruta del pincho medieval, por desgracia no nos dio tiempo a visitar todos los establecimientos, pero sí pudimos degustar cinco de las nueve tapas que se están promocionando durante estos fines de semana. La conclusión fue que el precio es demasiado caro para el pincho que sirven los establecimientos hosteleros.

El precio es de 2,5 euros con caña o vino y tapa. El principal inconveniente es que comparando este pincho con el que hemos degustado en otros concursos semejantes es algo pequeño, por lo que o tendrían que rebajar el precio o servir pinchos algo mayores. Otra de las críticas que realizaban algunos de los vecinos de la localidad que se acercaron a degustar estas pequeñas delicias es que no fueran los propios vecinos o visitantes los que eligieran el pincho ganador. A simple vista esto puede parecer lo más justo, sin embargo, puede que haya gente que votará por amistad a determinados establecimientos en vez de por la calidad del producto.

Comenzamos la ruta en la cafetería París degustando su “Bocadito seguntino”. Es un hojaldre relleno de torrezno, queso brie y carne de membrillo. Está bastante sabroso, lo que más me gusto fue que incluyeran el torrezno en el pincho, ya que es uno de los productos que más se sirven en la cafetería, la pega es que el queso debería estar algo derretido para que quedara más cremoso y ofrecer mayor gusto al pincho.

El siguiente establecimiento fue el bar Los Soportales y su “Morcilla de trucha con frutos marinos y setas sobre salsa de canónigos”. Personalmente, fue la tapa que más me gusto sobre todo por la exquisitez de su salsa. Tal y como nos contó el cocinero el secreto está en añadirle caldo de pescado. La mayor pega lo pequeña que era la morcilla de trucha y que nada más estaba acompañada de un par de gambas al ajillo y dos pequeñas setas.


Continuamos nuestro camino parando en la cafetería Atrio y degustando su “Potaje de Vigilia”. Fue el pincho más grande y además al pedir las cañas nos sirvieron una tapa de paella, lo que fue de agradecer, ya que en el resto de los establecimientos no lo hicieron. No me gustan mucho los potajes, pero la verdad es que el elaborado en este establecimiento estaba muy rico era como una crema suave de espinacas coronada con un trozo de bacalao rebozado en una curiosa pasta.

Nuestro siguiente destino fue la taberna El Gurugú, pero como eran las tres y media pasadas no tenían ya tapas, por lo que decidimos probar suerte en el Parador. Lógicamente, el marco de este castillo es incomparable, así como los precios que tienen en su carta. Sin embargo, nosotros fuimos exclusivamente a probar la tapa, que en este caso era “Torrada de queso ahumado sobre salsa de miel y dátil”. Este pincho sorprende la primera vez que te lo llevas a la boca, sin embargo, creo que debería ser algo menos dulce, ya que según lo vas degustando cada vez se hace más pesado.

Para terminar el día por la tarde decidimos acercarnos al pub Zeus para probar su pincho “Morzeus”, elaborado principalmente por morcilla con una base de manzana. Quizá fue el que más me decepcionó debido a la foto que aparecía a la entrada del establecimiento, pero de sabor estaba bastante aceptable sobre todo para los amantes de la morcilla. Por desgracia no os puedo contar como eran el resto de los pinchos, ya que no nos acercamos a más establecimiento, pero como está hasta el 24 de marzo, si visito algún otro día la Ciudad del Doncel intentaré catarlos para contaros como están cada uno de ellos, aunque no prometo nada, ya que tal y como he iniciado el artículo me ha decepcionado un poco en comparación a otros años y otras ferias de la tapa que se han ofrecido tanto en Sigüenza como en otras localidad de la provincia.

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