Debido a las inclemencias
meteorológicas en Semana Santa no pudimos realizar grandes excursiones, pero
decidimos acercarnos cerca de Sigüenza para volver a ver las Cuevas de Harzal,
que se encuentra en el barranco de Olmedillas. Un desfiladero de roca caliza
donde se pueden observar unos agujeros de gran tamaño que con el paso de los
años han penetrado en la roca y han formado unas cuevas, donde antes vivían
personas, pero ahora ya sólo habitan unas cuantas clases de aves (chovas
piquirojas, aviones y algún colirojo tizón).
En las cuevas se han hallado restos del período Neolítico, de la Edad de Cobre y de la época musulmana. Se pueden recorrer fácilmente por dentro, ya que no son muy profundas. No obstante, es bonito llegar hasta arriba para ver las fabulosas vistas que hay del barranco, aunque debido al mal tiempo que hacía el día que nos acercamos no se puede apreciar en la imagen.
Tras la visita a estas cuevas,
decidimos pasar a la provincia de Soria y visitar la cueva y ermita de la Santa
Cruz de Conquezuela. Este paraje se encuentra a las fueras del pueblo, lo
primero que divisamos es la ermita y justo al lado hay una cueva estrecha y
alta con muy poca profundidad. Su entrada se abre al sur, donde hace unos 50
años había una laguna de grandes dimensiones, pero que en su día fue desecada
para convertirla en campos de cultivo, aunque debido a las abundantes lluvias
acaecidas en el mes de marzo no es difícil imaginar lo que hubo allí en su día.
Gracias a la laguna se pueden
ver los extraños signos y esquemas que hay grabados en las paredes de la cueva y que los estudiosos
señalan que hacen referencia a la diosa Madre Tierra, aunque claro para ver los
diferentes dibujos hay que tener una gran imaginación y sobre todo para saber
su significado, aunque existen varios libros que los intentan explicar. Según
el arqueólogo Gómez Barrera esos muros los pueblan “48 figuras antropomórficas,
varios serpentiformes y 1.226 cazoletas”. Este experto señala que las “las
diferentes figuras hacen de esta cueva un claro centro de culto
mágico-religioso a modo de santuario”.
No obstante, lo que más destaca
de esta cueva es el techo de la gruta, ya que en él se puede admirar los restos
de una bóveda de cañón típicamente románica. Esto significa que el culto
continúo siglos después. Para terminar, y siguiendo con la referencia al mundo
femenino, me gustaría hacer mención a la vegetación que se encuentra dentro de
la cueva, ya que se puede ver en las zonas más húmedas la planta conocida como
“ombligo de Venus”, así como diferentes coloraciones en la roca debido a
distintos tipos de musgos y líquenes.
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