La visita guiada por el interior sólo cuesta tres euros, eso sí esteraros de los horarios antes de ir, ya que si son días de fiesta cambian. Lo mejor es que lo preguntéis en la oficina de turismo si no queréis acercaros hasta allí. Está bien comunicado por autobuses y aunque hay poco aparcamiento para los coches en las calles aledañas seguro que lo encontraréis.
Nada más entra en el Palacio veis un tren, que por dos euros te hará un recorrido por todo el recinto. Los que seguís mi blog sabéis que soy muy dada a todos los trenes y buses turísticos, aunque este no os lo aconsejo ya que se puede recorrer todo el recinto de manera muy fácil y además hay un agradable paseo.
Lo primero que veréis serán los animales que tienen en un
pequeño zoo, que a los más pequeños de la casa les encantarán. Hay pingüinos,
focas y leones marinos. Cerca de estos también hay pequeño museo con grandes
embarcaciones, donde podréis haceros una fotografía. También hay preciosas
vistas al mar, así como a la playa del Camello, se llama así por la enorme roca
que hay dentro del agua con la figura de este animal.
Al final del recinto se encuentra el Palacio de la Magdalena
es muy impresionante por fuera, bajo mi punto de vista más que por dentro. Pero
por tres euros podéis hacer una visita, donde ver cada una de sus estancias y
os cuentan la historia de este precioso edificio, que data de principios del
siglo XX cuando la ciudad comenzó a construirlo para regalárselo a los reyes
Alfonso XIII y Victoria Eugenia. Actualmente, aunque Felipe VI se ha quedado
alguna vez en las dependencias, principalmente se utiliza Palacio de Congresos
y reuniones, bodas civiles, para grabar series de televisión y sobre todo como
reclamo turítico.
Entre los elementos que se encuentran en su interior cabe
destacar alguna de sus lámparas, mobiliario que perteneció a los Reyes,
cuadros, un precioso piano de cola, una lograda escalera de madera en el hall
Real, varias esculturas (sobre todo merece la pena la realizada por las amigas
de la Reina) o la recreación del despacho de Alfonso XIII. Tal y como nos
comentó la guía al ser una residencia de verano, tampoco conservan muchas de
las piezas que los Reyes utilizaban, ya que tal y como las traían se las
llevaban, aunque hay alguna reliquia que sí que merece la pena.
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