viernes, 15 de febrero de 2013

La Capadocia, otra forma de descubrir Turquía



Turquía es un país lleno de contrastes y esto sobre todo se aprecia en su capital, Estambul; sin embargo, bajo mi humilde opinión la Turquía más auténtica y los paisajes más bellos se encuentran en la Capadocia, lugar donde comenzó nuestro viaje.
Desde Madrid cogimos un vuelo que nos llevó al aeropuerto de Nevsehir. Es el aeropuerto más pequeño que he visto en mi vida, la pista era enana y la puerta de salida y el lugar donde recogimos las maletas también. Allí nos estaba esperando un autobús con nuestro guía, que por desgracia no me acuerdo del nombre, pero es uno de los mejores que hemos tenido. Aunque llegamos casi de noche nos enseñó algunos de los paisajes de la Capadocia y sus impresionantes formaciones geológicas. Lo que más llama la atención es que allí siga habitando gente y que muchas de esas viviendas que se encuentran enclavadas en la roca posean antenas parabólicas. A continuación, llegamos al hotel, no me acuerdo de su nombre debido a que este viaje lo realizamos en 2007. Lo que sí os puedo decir es que es en el peor lugar que he comido, con deciros que porque un día en un hotel había patatas fritas se me saltaron las lágrimas, así que os recomiendo que os llevéis comida de España, ya que hasta que no llegas a Estambul no hay lugares europeos para comer y si no te gusta la comida de allí lo puedes pasar un poco mal. 
Al día siguiente, continuamos disfrutando de la Capadocia y fuimos a ver el museo de Goreme, lo que más llama la atención de este impresionante lugar son los frescos decorados de sus paredes. Nuestro viaje continuó disfrutando del paisaje de las Chimeneas de Hadas y el pueblo troglodita de Uchisar. Ese día también pudimos contemplar una ciudad subterránea, que era donde se escondían los habitantes cuando algún pueblo los intentaba invadir. Es curioso observar lo bien distribuida que estaba la ciudad para encontrarse bajo tierra.
Como suele suceder en casi todos los viajes guiados siempre te llevan a alguna tienda en la que te suelen vender diferentes productos. En este viaje estuvimos en tres tiendas: ropa de cuero, joyería y alfombras. En la primera no compramos nada, aunque la verdad es que los precios eran bastante más baratos que en España. En la joyería piqué en un anillo de oro con diferentes piedras, me salió a buen precio, pero la verdad es que como no soy de llevar joyas no lo he utilizado mucho. Sin embargo, el joyero nos contó una historia de amor de un príncipe que se lo regaló a su princesa y fue ahí cuando me encandiló. Por último, en la tienda alfombras tampoco compramos, pero es curioso entrar a una fábrica, ya que te explican paso a paso como se fabrican. Pero esto no es algo exclusivo de Turquía, ya que lo podéis ver en casi todos los países árabes.

Esa noche en la Capadocia decidimos ir a un espectáculo de bailes folklóricos en los que podías ver las diferentes danzas del país, así como otro tipo de números como el típico lanzador de cuchillos. La noche comenzó con los Derviches danzantes, algo muy típico de este país que consiste en dar vueltas hasta conseguir el éxtasis. No  obstante, hay que advertir que en estos espectáculos no se ve la danza auténtica, ya que está se tiene que realizar en un lugar que esté casi a oscuras y con poco público para que los danzantes puedan llegar al clímax, pero por lo menos sirve para hacerte una idea. En Estambul hay lugar donde si se puede ver, pero sólo son algunos días y nosotros como sólo pasamos tres días en la capital no pudimos acercarnos. En el espectáculo también pudimos disfrutar de una bailarina que realizó la danza del vientre y representaron una boda turca. Fue una noche bastante divertida. Además, nos entraba la bebida por lo que pudimos probar los diferentes productos de este país. El guía nos advirtió sobre el raki, una bebida típicamente turca que según ellos es muy fuerte y se debe tomar con agua, pero la realidad es que se parece mucho al anís que consumimos en España. También cabía la posibilidad de realizar otra excursión en globo aerostático para ver el amanecer en la Capadocia. Nos hubiera gustado hacerla, pero la realidad es que era muy cara, ya que costaba más de 100 euros por persona, por lo que la desestimamos y luego la verdad es que no llevamos una alegría, porque el día que fueron a realizarla hacía mal tiempo y apenas pudieron ver nada y lo malo es que no les devolvieron el dinero.
Al día siguiente, emprendimos ya la ruta y visitamos lo más impresionante que se puede ver en Turquía, Pamukkale o los llamados castillos de algodón. Es una maravilla natural formada por agua que contiene grandes cantidades de bicarbonato y calcio. Hay numerosas piscinas, donde puedes bañarte. Aunque no me acuerdo del hotel donde nos alojamos esa noche, al estar tan cerca de este lugar tenían también unas piscinas de agua caliente y agua fría con barros muy buenas donde pudimos descansar después de las visitas. 

El cuarto día comenzó visitando la Hierápolis, que posee una necrópolis con más de 150.000 tumbas. Lo siguiente que visitamos fue la Casa de la Virgen. Es un lugar sagrado, ya que se supone que allí vivió la Virgen María. Continuamos nuestro viaje hacia Efeso, donde se conservan ruinas de la época romana, lo mejor conservado es la biblioteca de Celso, aunque todo el conjunto arquitectónico es una maravilla, puedes ver viviendas de romanos, incluso un baño en el que se contempla como se desprendían de sus defecaciones o lo más curioso de todo como señalaban a los visitantes que llegaban dónde se encontraba el prostíbulo de la ciudad.
Nuestro viaje continuó visitando el mausoleo, la mezquita verde y la Gran Mezquita de Bursa. Por la tarde ya nos dirigimos a Estambul. Para llegar hasta la ciudad hay que coger un ferry que traspasa el mar de Mármara. Pero está fantástica ciudad necesita un post a parte que  publicaré en los próximos días.

2 comentarios:

  1. Coincido en todo. En lo de la comida, todo lo contrario.Muy buena comida en todo el trayecto que furon nueve dias.Quizá dependa del lugar elegido.Igual en los hoteles que en los restaurantes en ruta.No aconsejaría el llevar comida, pero sí elegir lugares que ofrezcan garantías; de esto puede suceder en cualcuier lugar, incluido nuestro país, España, que tiene fama de buena cocina.

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  2. Coincido en todo¡fantático! En la comida no estoy de acuerdo.Buena comida en los nueve días de víaje.Igual en los hoteles que en los restaurantes en ruta. Quizá el problema sea el lugar elegido.Lo que aconsejo es elegir lugares que ofrencan garantías.Esto sucede en cualcuier lugar, incluido nustro país España, que tiene fama de buena cocina.

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