Comenzamos nuestro tapeo en La Taberna de Rusty, para mí el
mejor del día. Es verdad que en este establecimiento te cobran la consumición por
un lado, en este caso dos euros un caña y luego puedes elegir la tapa que quieras
los precios varía entre 1,20 las gildas hasta 3,50 el solomillo con foie y
cebolla caramelizada o los huevos crujientes con foie y trufa. La verdad es que
estos últimos tenían una pinta extraordinaria, aunque nos decantamos por la
hamburguesa de ternera con salsa especial que costaba 1,40 y la tarrina de
Cabrales al orujo de miel con tostaditas, que costaba 2,50.
Las dos tapas estaban espectaculares, la hamburguesa estaba
deliciosa y de tamaño bastante bien, por lo que merece la pena pagar un poco
más y que te sirvan algo de buena calidad y la tarrina de Cabrales estaba de
lujo, al igual que las tostadas que la acompañaban. Continuamos nuestra andadura por la calle Ramón y Cajal y la verdad es que entramos en un bar que estaba lleno, además parecía el típico bar de barrio, pero nos decepcionó bastante. Se trata del Bar Elena, nos cobraron 2,50 euros por la cerveza y de pincho nos pusieron unas patatas de bolsa y unas aceitunas.
En esa misma calle se encuentra el De Juan, un bar parecido a La Española, al Maimónides o el conocido Índalo. Aunque hay algunas que se salen un poco de lo tradicional como la oreja en salsa, en realidad tienes los típicos montados un poco más grandes delo normal para matar el hambre.
Aunque sí lo que queréis es matar el hambre de verdad, os recomiendo que visitéis La Complutense se encuentra en la calle Encomienda, antes de llegar a la calle Libreros y la verdad es que las tapas son enormes. Nosotros nos comimos una de queso brie a la plancha y otra de pan tumaca con jamón que estaban bastante buenas y el tamaño era espectacular. Esto acompañado de dos cañas nos costó 5,40 euros.
Y si lo que queréis es un bar de los de toda la vida, visitad las Cuevas de Antolín, se encuentra en la calle Libreros y por una caña y un tinto de verano nos cobraron 3 euros. Las tapas fueron un sándwich caliente y un minimollete, la verdad es que por el precio estaba bastante bien, aunque lo que más me gustó fue el tinto de verano, que se parecía bastante a la sangría y la verdad es que estaba delicioso.
Finalmente, paramos en el establecimiento Exit para que nuestra pequeñaja comiera algo dulce y la verdad es que las tapas fueron bastante normalitas, aunque la de anchoas y tomate estaba bastante buena, pero la bollería nos defraudo, ya que el muffin con chocolate de la niña estaba como una piedra.
Vivan las tapas, forma parte de nuestra cultura gastronómica,un beset
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