Santiago de Compostela es la ciudad de los peregrinos, por
lo que en cualquier época del año que vayáis estará llena de gente, nosotros
fuimos un par de días entre semana a mediados de octubre y había mucha gente,
así que imaginaros en puentes o vacaciones. Es una ciudad bonita, aunque poco
accesible para las personas con movilidad reducida o que vayamos con carrito
como es nuestro caso.
Lo más impresionante de la ciudad es su famosa catedral, aunque siempre está en obras, por lo que se desluce un poco. No obstante, a mí me llamo más la atención la plaza del Obradoiro que es donde se encuentra la entrada principal del templo. Es preciosa y llama la atención los diferentes edificios que están en ella, como el Ayuntamiento y el Parador. Aunque esta es la entrada principal de la catedral está cerrada, se debe entrar por un lateral.
La entrada al templo es gratuita, aunque para poder
acercarse al Santo así como ver algunas de las reliquias de la catedral siempre
hay cola. El altar está demasiado sobrecargado para mi gusto y lo que más
impresiona que es la puesta en marcha del botafumeiro sólo funciona los viernes
por la tarde en la misa de los peregrinos o si ofreces una donación. Para
aquellos que quieran visitar el museo de la catedral cuesta seis euros.
Para tener una visión de la ciudad podéis coger el tren
turístico cuesta seis euros, el único problema es que apenas circula por el
casco histórico, pero si vais con niños como es nuestro caso es una buena forma
de llevaros una visión de la ciudad sin cansaros. Cuesta seis euros y dura 45
minutos.
Por su puesto, al ser Santiago una de las ciudades más
importantes del cristianismo tiene numerosas iglesias, conventos, colegiatas y
museos que se pueden visitar. Algunos tienen la entrada libre y otros es
pagando así que es mejor que os acerquéis a la oficina de turismo para ver
cuáles os interesan.
El casco de Santiago de Compostela es precioso y da gusto
recorrer sus calles siempre llenas de vida, el único problema es que los bares
son pequeños y estrechos, por lo que no suele coger un carrito de bebe por lo
que no pudimos visitar todos aquellos establecimiento que habríamos querido. Si
os gustan los pinchos podéis acercaros a “Petisco do Cardenal” está en pleno
casco, los pinchos pequeños y fríos cuestan 1,35 euros y los calientes a partir
de dos euros. También tienen raciones, ensaladas, así que pueden ser un
delicioso alto en el camino.
Hola Laura, Santiago es una ciudad preciosa y esa si que la conozco, ya he ido unas cuantas veces, si piensas que en octubre hay gente, tenias que ir en un año de xacobeo, ja, ja,ja las colas para entrar a la catedral dan la vuelta a la plaza, y recuerdo una de mis primeras visitas que la entrada principal no estaba en obras y era accesible, me gustó mucho esa vez. Lo dicho muy bue post.
ResponderEliminarUn besito enorme y feliz semana.
A mi me gusta mucho Santiago he estado unas cuantas veces y hace relativamente poco y me encanta. He visto los apartamentos y son preciosos, lo tendré en cuanto para la próxima vez que la visite. Muy buen post.
ResponderEliminarUn beso
Hola Laura, me ha encantado leer tu post sobre esta ciudad a la que tengo tanto cariño y tanto me gusta. Es cierto que los bares de pinchos son muy estrechitos, jeje, quizá en eso está también su encanto aunque sea un fastido para algunos. Es un sitio estupendo para ir de pinchos los fines de semana, es una sitio con mucha vida, los veranos de año xacobeo son una verdadera invasión de peregrinos... una pasada. Me ha gustado mucho tu post. besos.
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