Está es
una receta de mi abuela Inés y además fue una de las primeras que aprendía a
cocinar, gracias a un pack de repostería que me regalaron los Reyes. Los buñuelos se pueden hacer tanto secos
como mojados, como es este el caso. A mí me gustan más de esta última forma, ya
que la leche que se utiliza para este
plato me encanta.
Ingredientes:
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3 claras de huevos.
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3 cucharadas de harina.
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7 cucharadas soperas de azúcar
blanco.
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1 litro y medio de leche.
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3 rodajas de cáscara de limón.
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2 cucharadas pequeñas de canela.
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1 rama de canela.
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1 puñado de anís en grano.
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Aceite de oliva para freír los
buñuelos.
Elaboración:
Lo
primero que vamos a hacer es separar las claras de las yemas del huevo y se
baten hasta que se monten las claras. En realidad este es el paso más aburrido
y laborioso del plato.
Mientras
estamos montando las claras, ponemos a cocer la leche, con la cáscara de limón,
la canela, el azúcar y el anís. Daros cuenta de que a este plato hay que
añadirle tanta cantidad de azúcar porque si no se quedaría un poco soso.
Con una
cucharada pequeña vamos cogiendo trozos de masa y los echamos a la freidora con
el aceite bien caliente para que se vayan friendo. No echéis muchos de una vez,
ya que se os pueden juntar y entonces estropearíais el buñuelo u os quedaría
muy grande. Lo tenéis un par de minutos y los sacáis a papel absorbente para
que se les quite toda la grasa.
Se
echan los buñuelos en una sopera,
coláis el caldo y los echáis encima de los buñuelos.
Una vez fríos se meten a la nevera y ya están listos para consumir. Aunque
pensáis que es mucha leche, daros cuenta de que tienen que quedar bien
cubiertos, además está riquísima por lo que os aseguro no os importará hacer de
más.
Tiempo de preparación: 25 minutos.
Gasto: 2 euros
Raciones: 4 personas.
Dificultad: Fácil.
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